El Festival CCB-CalleContemporánea Bejís ha celebrado este fin de semana su segunda edición con una respuesta entusiasta por parte del público y una destacada participación vecinal. Durante las tardes del sábado 26 y domingo 27 de julio, el municipio se transformó en un escenario al aire libre con propuestas de danza contemporánea, performance, microteatro, música y talleres participativos para todos los públicos. Una programación que volvió a poner en valor el vínculo entre arte contemporáneo, territorio y comunidad.
Desde la organización del festival -formada por el Ayuntamiento de Bejís junto a Artèria Cultural y Galeria Batec en la dirección artística, y con la colaboración de las asociaciones locales Arcos y AECOTUR- se destaca "el éxito de esta segunda edición". El encuentro ha conseguido atraer a perfiles muy diversos, desde profesionales de las artes del movimiento hasta familias, jóvenes y visitantes que se han sumado con interés a un recorrido escénico poco convencional, explorando el municipio a través del arte y el cuerpo.
Precisamente, uno de los elementos más valorados por el público han sido las 'Llamadas CCB', concebidas para acompañar a los asistentes de un espectáculo a otro, recorriendo juntos las calles del municipio. Gracias a la improvisación acústica de Pau Puig y las acciones performativas de Adrián Herrera, los trayectos se convirtieron en piezas escénicas por sí mismas, transformando Bejís en un escenario continuo donde no decaía el ritmo. "Nunca habíamos visto algo igual", comentaban algunos visitantes, que destacaban la originalidad de una fórmula capaz de mantener su atención incluso entre función y función.
Un festival entre caminos, acueductos y miradores
El uso del espacio público ha sido, en efecto, otro de los puntos fuertes del CCB. Desde varios miradores hasta el acueducto de Bejís o el parque de la Pinada, las obras se desplegaron en lugares que potenciaban el vínculo con la historia y la belleza natural del municipio. Uno de los objetivos del festival es precisamente este: activar distintos puntos del entorno urbano y natural, cambiando de localizaciones en cada edición e invitando a redescubrir el territorio desde nuevos ángulos.
Con todo, la programación de esta segunda edición reunió a artistas de distintas procedencias y disciplinas. El sábado, el público pudo disfrutar de Bendita rutina, de Caminantes Danza (Madrid); No és el teu país, de Manoamanodanza (València); Ballant ballàvem, de Laia Santanach (Barcelona); Petit Vermell, de la compañía del mismo nombre (Barcelona); y Ma', del artista sonoro Edu Comelles (Alboraia, València). Un día después, se pudo ver a El mundo atrás, de Rolando Salamé y Lucas Morones (Madrid); Lo que no crece en el suelo, de Cristina Khai y Paula Ro (València); Manipulación, de la Cía David Segura (Málaga); Memoria en tránsito, de Paula del Río Guerra (Madrid); y Artefactos, de Andrea Giménez (Castelló). Cada pieza abordó, desde lenguajes muy diversos, cuestiones como los vínculos cotidianos, el poder, la identidad o la memoria cultural.El II Encuentro de Artes en Movimiento se enmarcó, también, dentro de la programación del Año Ponz, que conmemora el tricentenario del ilustrado Antonio Ponz. Su figura ha sido el punto de unión de propuestas y talleres, poniendo en valor su sensibilidad hacia el territorio, el pensamiento crítico y el acceso a la cultura como herramientas de transformación.
En ese contexto, el festival contó además con el Espacio Crea CCB, orientado especialmente a público familiar, que acogió un taller de serigrafía conducido por Javier Soligó e inspirado en la mirada ilustrada de Ponz, junto a otra propuesta de creación colectiva a partir del movimiento y el color, impulsada por la asociación Arcos.
Conexión con el público
En conjunto, la segunda edición del Festival CCB-CalleContemporánea Bejís logró emocionar y conectar con un público entregado. A lo largo del fin de semana, vecinas y visitantes expresaron su aprecio por la calidad, el riesgo y la cercanía de las piezas, y muchas personas coincidieron en destacar lo estimulante que resultó descubrir nuevas formas de creación en el municipio. Algunas incluso pidieron a los artistas que volvieran con nuevas representaciones.
Esta respuesta entusiasta confirma así el interés por propuestas culturales frescas y disruptivas, y consolida al Festival CCB como un proyecto sólido y con proyección. Un encuentro que refuerza su lugar en el calendario cultural del Alto Palancia y que seguirá creciendo en futuras ediciones con arte, movimiento y creación contemporánea.