Los cofrades de la SantÃsima
Trinidad de Segorbe, y algunos devotos de otras cofradÃas en número superior al
medio centenar, recorrieron ayer las calles del casco antiguo de la ciudad en
la llamada Procesión del Silencio, como ya es tradición para el primer viernes
de Cuaresma.
A
pesar de las bajas temperaturas que se registraban en Segorbe (5ºC) la
comitiva, presidida por el SantÃsimo Cristo de las Mercedes, partió de la sede
de la CofradÃa en la iglesia de San JoaquÃn y Santa y discurrió por las
sinuosas callejas del barrio de Sopeña, asà como por las murallas medievales,
el acueducto y el arco de la torre de la Cárcel para retornar a la iglesia de
origen. Los cofrades portaban su indumentaria tradicional, la peculiar vesta
morada, prenda que cubre todo el cuerpo con capucha a la espalda y una amplia
cola de hasta cinco metros que es arrastrada por el suelo al caminar.
La
comitiva estuvo presidida por el deán de la Catedral, Federico Caudé, el
párroco de la iglesia de Santa MarÃa, José Manuel Beltrán y Carlos Laffarga
como representante de la cofradÃa.
Con
anterioridad a la procesión se celebró una entrega solidaria de alimentos no
perecederos o una limosna pro casa de las Hermanas Terciarias Capuchinas y su
labor de apoyo a jóvenes y familias necesitadas.
La
Procesión del silencio se recuperó hace unos años, recorriendo un itinerario
similar al que se hacÃa en el siglo XVII. Durante el itinerario se procede a la
lectura de la Pasión, subdividida en catorce fragmentos. Es el único sonido que
se escucha en todo el trayecto.
Se trata de un desfile procesional muy austero
que por sentencia inquisitorial de principios del siglo XVII quedó prohibida.