Era casi la medianoche cuando llegaba a orillas de la Playa Sur
un espectacular despliegue de luces y sombras, de fuegos de artificio y música,
entre los cuales se abrían paso los piratas.
Miles de personas esperaban con curiosidad la llegada que no
defraudó, especialmente a los más pequeños, pues dió comienzo un espectáculo de
baile y pólvora con el que Peñíscola recibía la estación más especial del año
con una actividad para el disfrute en familia.
Tras su llegada y el ceremonial previsto, dio inicio un
pasacalle hasta la Playa Norte, donde finalizaba el espectáculo callejero con
el que, este año, Peñíscola ha rendido tributo a parte de su pasado, siempre
ligado al Mar, durante el cual sus costas se vieron amenazadas por piratas
reales atraídos por la singularidad de "la roca".