El pasado sábado, 17 de mayo, los aplausos de más de medio centenar de personas sonaban fuertes en el Museo-Estación del Ferrocarril de Torás tras escuchar el testimonio de Isabel Irlandés Izquierdo, superviviente del suceso del tren que entró en el incendio de Bejís en agosto de 2022, quien junto a sus dos hijos, vivieron una de las experiencias más estremecedoras que marcaron para siempre sus vidas. La escritora barcelonesa con vínculos en Pina de Montalgrao, regresaba a un paisaje que aquel verano, como ella, quedó marcado por el fuego. Y lo hacía para presentar su testimonio en forma de libro: 'Y no había música en la piel del ave fénix', un relato valiente y desgarrador que recoge su testimonio personal de aquella tragedia, pero que supo transformar en una jornada de encuentro con con la memoria, el dolor y la resiliencia.
Durante el acto, se hizo patente la fortaleza de una comarca y una mujer, que como el Ave Fénix, han sabido superar un duro golpe anímico y físico, para resurgir de sus cenizas con mayor fuerza. Prueba de ello ha sido la gran acogida de esta segunda cita del ciclo Estación Cultural de Torás, y los emotivos encuentros y palabras que se escucharon en el evento.
El acto se inició con unas palabras del alcalde de Torás, Carlos del Río, que agradeció la presencia de varios alcaldes de pueblos vecinos que también fueron afectados por las llamas de aquel incendio. Continuó Paula Gimeno, técnica de Turismo de Torás, que fue la encargada de presentar a la escritora, Isabel Irlandés, que muy emocionada, comentaba las nuevas sensaciones que sentía al estar tan cerca de un lugar que la marcó para siempre en su piel y en su ánimo, y el reto que ha supuesto escribir este testimonio, que además de servirle como terapia, pretende evitar que esta tragedia se olvide y ayudar a otras personas superar sus dramas. Frente a ella tenía como apoyo a personas cercanas como Priscila Cifuentes, enfermera de la Unidad de Quemados de la Fe de Valencia, que atendió a Isabel cuando ingresó en el hospital con quemaduras de segundo y tercer grado en el 30% de su cuerpo; a Eva Ávila y Manuel Portolés, amigos muy cercanos de Pina de Montalgrao; Santiago Enríquez, un bombero que estuvo trabajando durante el incendio; y a otros afectados llegados desde Vila Real, Pedro Juan Torres y Manuela Pardo Salas, que también viajaron en aquel desafortunado tren que se vio envuelto por las llamas en el kilómetro 205 de la línea -una señal del cual estuvo presente durante el acto como recuerdo- para darle las fuerzas necesarias y diera lo mejor de sí, logrando de esta forma ganarse el cariño del público y de los medios de comunicación autonómicos que subieron a cubrir la noticia.
Al final, las preguntas del público, que respondieron adquiriendo numerosos ejemplares de este tomo a la autora; la cercanía de Isabel firmando los ejemplares y fotografiándose con cada uno de sus futuros lectores, y el vino de honor que compartieron los asistentes al acto de presentación, pusieron el punto y seguido a este nuevo episodio que llevó la música de la esperanza, de los anhelos y de futuro a los allí presentes.