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Este
miércoles estuve en la manifestación convocada por Cuidem
Benimaclet y Entre Barris para protestar por el vallado por parte de
Metrovacesa de algunas de las parcelas afectadas por el eterno PAI de
Benimaclet. Nuestra posición es clara, no queremos el PAI de
Benimaclet ni la vuelta de la política del ladrillo que las
constructoras quieren desarrollar de nuevo en nuestra ciudad para
volver a especular con la vivienda.
El
PAI de Benimaclet es, sin paños calientes, una amenaza para todas
las ciudadanas. Si se lleva adelante el consistorio estaría
cometiendo muchos errores y graves. Destruir lo poco que queda de
nuestra huerta urbana es destruir nuestro patrimonio más íntimo y
vitalista. Además, sería atacar a todo un barrio que ha conseguido
dar vida a espacios abandonados y degradados durante décadas por las
propias constructoras. Solo hace falta darse un paseo para ver qué
esas parcelas que Metrovacesa amenaza están llenas de vida, o si no,
están llenas de utilidad.
En
segundo lugar, el PAI nace de unas previsiones fallidas realizadas en
1987. Ni la ciudad ha crecido tanto ni las necesidades del barrio son
las que el PAI recoge, ni un proyecto de ciudad verde y de futuro
pasa por seguir echando cemento y asfalto sobre las huertas. Llevar a
cabo este proyecto urbanístico desarrollista y profundamente
financiarizado supondría un daño irreversible a un espacio que es
único y que, si bien requiere de una intervención pública, ésta
debe realizarse de la mano del barrio, sus vecinas y sus necesidades.
Habría que dar solución a los problemas de aparcamiento, los cuales
pueden resolverse con pavimentos nuevos y tradicionales respetuosos
con el suelo para evitar el sellado y sin que los parkings sean
barrizales. Podrían darse soluciones a la falta de espacios verdes y
parques alrededor del Colegio Público Municipal de Benimaclet o
construir, esta vez sí, una escoleta pública. Todo esto sin
cargarnos la huerta.
Y,
en tercer lugar, es un error el PAI de Benimaclet porque Valencia no
necesita más vivienda nueva sino utilizar la que ya existe y es
habitable y reacondicionar el parque de vivienda que esté
deteriorado para volver a darles uso. Las nuevas construcciones que
se están realizando en el distrito de Cuatre Carreres y el entorno
de la Nueva Fe nos advierten de lo que puede pasar: viviendas nuevas
con precios desorbitados inaccesibles para la gran mayoría de
personas con necesidad de acceso a la vivienda que debemos recordar
que es un derecho constitucional. Nos tememos que estas nuevas
viviendas acaben siendo refugio de fondos y capitales con poco
aprecio por los derechos, que supongan un espacio de reserva del
capital y no una solución habitacional. Nos tememos que un segundo
ciclo de burbuja inmobiliaria provoque excesos en las deudas privadas
derivadas de las hipotecas y acabemos pagando todos, el negocio de
unos pocos. Debemos evitar el dañino ciclo construcciones
caras-hipotecas caras-impagos y desahucios.
Desde
el Cap i Casal y desde el área de urbanismo de la socialista Sandra
Gómez nos dicen que el PAI debe seguir adelante, que no hay más
opciones. Nosotras decimos: siempre hay otras opciones. Siempre hay
otras formas de hacer las cosas y sin embargo solo vemos tiras y
aflojas y la perpetuación del problema del PAI que arrastra el
barrio desde 1987. Es hora de tomar decisiones valientes, es hora de
apostar por la gente y no por el ladrillo. Es hora de escuchar y
plantar cara a las constructoras y a Metrovacesa. Es hora de resolver
problemas y no seguir enquistándolos. Nuestra apuesta es por una
ciudad verde y es por eso que no caben estos megaproyectos, solo
caben espacios que ayuden a hacer de Valencia una ciudad mejor para
ti y para todas.