Dani Navarro El otro día hacía balance con algunos familiares que se acercan peligrosamente a la edad de los 50 años, sobre la delicada situación en la que nos encontramos nosotros los millennials, frente al baby boom al que ellos pertenecen.
No seré el primero en decir que nosotros los jóvenes hemos sido los que más nos hemos preparado con títulos superiores, idiomas y miles de cursos, para luego encontrarnos con un panorama desolador. Pero es que, además, me repatea esa situación completamente desesperanzadora cuando intentamos buscar el apoyo del resto de la sociedad, que nos tilda de soñadores, vagos e idealistas; y que piensa que si no podemos ahorrar, es porque nos dedicamos a gastar nuestros míseros sueldos en móviles de última generación, vacaciones de ensueño o en plataformas digitales.
Efectivamente, en el caso de tener la suerte de encontrar un trabajo (con contrato o sin el; una beca o unas prácticas esclavistas en las que haces más horas que un tonto), siento osar gastar 40 euros anuales en una cuenta de Netflix, compartida con otros cuatro perfiles, o pretender disfrutar de una casa rural en Cuenca que me sale a 50 euros el viaje.
No, no somos soñadores, pero nos gusta disfrutar de los pequeños placeres de la vida para no pararnos a pensar el drama que se nos avecina, en un sistema que nos rechaza constantemente, porque algunos se lo cargaron de manera deliberada al hipotecarse a 40 años hasta para pagar una lavadora.
Hice un sondeo entre los afortunados que nos hemos podido independizar y no falla: o casa compartida o vivienda familiar o los padres están afrontando parte de los gastos.
Porque si antes comprarse una casa era complicado, ahora tampoco existe la opción de vivir de alquiler en la ciudad por menos de 600 euros (salvo que quieras vivir en una cueva o con miedo constante a ser atracado). Súmale los gastos de luz, agua, el lujo de querer comer... ¿Tienes coche? ¿Tienes que pagar tus propias herramientas de trabajo? Te lo resumo: no da. No da para vivir, ni tampoco para sobrevivir. Pero discúlpame por usar Netflix.
Comparte la noticia