La "profesora Celia". FOTO EPDA
El guerrero Parachuke. FOTO EPDA Consejeras. Sanadoras. Profesoras. Y así una retahíla de nombres para referirse a lo que comúnmente conocemos como tarotistas o brujas. Aunque en realidad, los podemos resumir en farsantes. Son las protagonistas de un sinfín de programas que inundan la Televisión Digital Terrestre (TDT) a todas horas del día, así como numerosos programas de radio, donde las 24 horas al día hacen negocio a costa de las desgracias, los miedos o debilidades de miles de personas.
Seguro que habrá en España y en el mundo tarotistas, médiums o videntes con más o menos arte, pero muchos de los que podemos ver en la TDT a cualquier hora de día, disfrazados con nombres eufemísticos como consejeras, sanadoras o profesoras, producen hilaridad. Vamos, que más que programas para anticipar el futuro, dar consejos, hacer conjuros y cuantas chorradas se les ocurre, realmente nos encontramos frente a espacios de humor. Porque no es serio ver a Sandro Rey -del que se ríen en El Intermedio de laSexta día sí, día también- diciéndole a una incauta que tiene muchos dolores y tras cometer ésta la osadía de negarlo, reaccionar el brujo advirtiéndole que los tendrá a partir de ahora, como si más que una predicción, se tratase de un deseo, una amenaza o un mal de ojo, por no seguirle el juego la susodicha. ¿O es que no se acuerdan de las dos velas negras que ponía con tanta alegría la grandísima Bruja Lola?
Pero no es el único caso, puesto que cada 'consejero' tiene un poder especial y muy diferente, que va más allá de las manidas tarotistas o las bolas de cristal. El otro día, haciendo zapping, me topeté con una que hacía un encantamiento con unas piedras que golpeaba -con nombres impronunciables- y, de repente, una nube de colores inundaba la pantalla, como si se tratase de una película de serie B de los años 50.
Impresionado me dejó también la profesora Celia y su energía positiva proveniente del Guerrero Pachakute. Con su pelo pelirrojo mal recogido y sus gafas que reflejaban la luz de los focos del mini plató, parecía más un personaje inspirado en la saga de Harry Potter, pero con una pésima interpretación.
Es increíble que en pleno siglo XXI sigan habiendo tantas personas que acudan a estos programas para solucionar problemas que, bien no tienen arreglo -otra de las profesoras de cuyo nombre no quiero acordarme, vino a decirle a una madre angustiada por la salud de su hijo, que estaba en el mundo para que todos aprendiéramos de él una lección, dando por hecho que se le moría-, o bien tienen solución pero yendo a un psicólogo o un psiquiatra. Tan increíble como que la TDT, que se suponía que nos traerían decenas de canales variados, haya terminado por dar cobertura a los farsantes que hacen negocio con las penas, miedos y desgracias de miles de españoles.
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