Los catorce tripulantes del buque Aita Mari de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) esperan en el puerto de Burriana la autorización que les permita zarpar hacia el Mediterráneo central para seguir salvando vidas y luchando por los derechos humanos y de las personas migrantes. Archivo/EFE/ Andreu Esteban El barco de rescate Aita Mari zarpará este mismo lunes desde el puerto de Burriana (Castellón) rumbo a su undécima misión humanitaria en el Mediterráneo.
La ONG Salvamento Marítimo Humanitario, propietaria de la embarcación, ha anunciado el inicio de esta nueva misión cuya salida dependía únicamente del permiso final de la Dirección General de Marina Mercante, a través de la Capitanía Marítima de Castellón.
La consejera vasca de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, se desplazó este pasado sábado hasta el puerto de Burriana para trasladar el apoyo de las instituciones vascas a la tripulación, compuesta por ocho profesionales y cinco voluntarios.
El Aita Mari emprende así su undécima travesía solidaria en el Mediterráneo, donde ya ha rescatado a casi 300 personas en las dos salidas anteriores que ha realizado este año, además de asistir a otras 162 personas.
Salvamento Marítimo Humanitario ha denunciado este lunes en un comunicado que esta misión arranca en una "coyuntura diplomática sin precedentes" tras el acuerdo de la UE sobre el Reglamento de Crisis, la última pieza del Pacto de Migración y Asilo que los Estados miembros estaban pendientes de cerrar y que encamina a la recta final de las negociaciones sobre la reforma migratoria.
Esta ONG ha asegurado que el acuerdo genera "profunda preocupación" ya que, en su opinión, incluye disposiciones que "amenazan gravemente los principios fundamentales de los derechos humanos".
"El reglamento sobre el tratamiento de los solicitantes de asilo en situaciones de crisis, que permitirá la detención sin juicio durante hasta 40 semanas en centros fronterizos, es un claro ejemplo de esta preocupante deriva", ha lamentado.
En su opinión, "este pacto es un paso atrás en la defensa de los valores fundamentales de la Unión Europea y debe ser revisado y modificado para garantizar el respeto de los derechos humanos y la dignidad de todas las personas refugiadas".
"Europa está cerrando sus puertas y poniendo en riesgo la vida de quienes buscan seguridad y refugio", ha concluido.
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