Fernando de Rosa De vez en cuando levantaba la mirada a la cara que le miraba fijamente desde la pared de enfrente. El Gran Hermano te vigila”. Es una de las frases de la impactante novela escrita por George Orwell y que lleva como título: “1984”. En ese año la ciudad de Londres está gobernada por un régimen totalitario. El Gran Hermano lo vigila absolutamente todo. Existe una Policía del Pensamiento y un Ministerio para la Paz que busca la confrontación y la ruptura. Orwell nos mostró los entresijos de los regímenes totalitarios.
“Tenga cuidado con lo que dice en esta Comisión (…), se le puede chequear”. Con esta grave amenaza el Director de Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo, en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, se dirigió en un tono desafiante a un diputado del Partido Popular. Con claro menosprecio a la soberanía popular Redondo ejerció de policía del pensamiento único. En la aventura de tendencia autoritaria en la que se ha embarcado Sánchez junto con su particular Rasputín como jefe de gabinete, solamente existe una verdad, la que se elabora en la fontanería monclovita, conformada por 1200 asesores contratados a dedo. Los diputados de la oposición son adversarios a destruir para que no puedan alterar la estabilidad del Gran Hermano Sánchez.
Él todo lo ve y el que se atreve a pensar de manera diferente o a contradecir su maquillaje o manipulación propagandística es amenazado de ser investigado. Es tremendamente inquietante, de igual manera que ocurre en la novela, que cada vez más se vayan recortando las libertades, incluso en sede parlamentaria. Desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno aupado por los comunistas, independentistas y batasunos se ha fijado como objetivo principal, dinamitar los pilares de la convivencia y del Estado democrático de Derecho. Ya no existe transparencia.
Menoscabar la independencia judicial, convertirse en juez absoluto y superior pretendiendo la concesión de indultos a los golpistas independentistas a pesar del informe desfavorable de Tribunal Supremo, así como amenazar con investigar a diputados de la oposición. Estos ataques a los otros poderes del Estado evidencian el sesgo autoritario que caracteriza al sanchismo. Es la política de tierra quemada, consistente en enfrentar a los españoles y destruir la convivencia pacífica. La propaganda se ha convertido en máquina de destruir al contrario, creando la verdad oficial que hay que obedecer. Si no lo haces, Iván Redondo te vigila.
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