Francisco Fenollosa, propietario de una gasolinera familiar de Museros (Valencia), en una imagen facilitada a EFE. Francisco Fenollosa, propietario de una gasolinera familiar de Museros (Valencia), ha perdido entre el 85 y el 95% de sus ingresos debido a las medidas excepcionales adoptadas frente al coronavirus, pero no pierde el optimismo y confía en superar la situación sin tener que cerrar o despedir a empleados.
Fenollosa lleva más de 40 años trabajando en el negocio, una gasolinera familiar -"de las de toda la vida", precisa en una entrevista telefónica con EFE- que fue fundada por su abuelo en 1930, y que actualmente emplea a cuatro personas, además de a él y a su hijo.
Éste ha sido "el primer golpe" que ha sufrido en su vida como propietario de esta estación de servicio, que cuenta también con un lavadero de coches (ahora cerrado por razones de seguridad) y una pequeña tienda, todo ello en una vía principal de este pueblo de la comarca de l'Horta Nord, al norte del área metropolitana de València.
Recuerda que su abuelo y su padre pasaron la Guerra Civil y la posguerra, con el racionamiento de combustible, y la gasolinera subsistió: "Nunca ha cerrado", reivindica para confiar en poder hacer lo mismo en esta crisis. "Quiero ser optimista", señala.
Pero no solo no tiene previsto cerrar el negocio, sino que tampoco tiene intención de despedir a ninguno de sus cuatro trabajadores, a los que ha modificado el horario pues en estos momentos no hay prácticamente trabajo, pero les mantiene el sueldo.
De momento se lo puede permitir, pues tiene el colchón familiar de tener una mujer y una hija funcionarias, pero advierte de que hay otros muchos pequeños empresarios, como él, que no podrán aguantar esta crisis, y él mismo volverá a evaluar la situación con sus asesores en unos días.
Según explica a EFE, las ventas de carburante, el único servicio que presta ahora, han descendido entre un 85 y un 95 %. El domingo 22 de marzo, por ejemplo, pararon a repostar solo 22 vehículos en 15 horas, cuando en condiciones normales pasarían por esta pequeña estación (para echar gasolina o lavar el coche) entre 300 y 400 vehículos.
Lamenta que las ayudas del Gobierno para hacer frente a esta situación vayan dirigidas únicamente a aquellos que cierran sus negocios o a quienes realizan expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) pero no para quienes, como él, buscan mantener los puestos de trabajo y los salarios.
"O hago un ERTE o cierro, o a gastar de mi bolsillo". Esas son, a su juicio, las alternativas que tiene, pues los ingresos del negocio, en este momento, no dan para cubrir ningún gasto, ni siquiera los del personal. "Con 300 o 500 litros al día no se paga nada", lamenta.
De todas maneras, dice que no se puede quejar. "Mi abuelo pasó años así y fuimos adelante", recuerda, y señala que eso mismo es lo que pretende él, quiere ser optimista y confía en superar esta situación.
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