Mónica Sánchez Soria /EPDA Cuando leemos las estadísticas en España, observamos datos como 2020=49, 2021=48, 2022=38. Parecen simples cifras matemáticas porque así medimos las cosas, con fríos números. En realidad, se trata de algo mucho más grande, son las vidas arrebatadas estos últimos años a mujeres como tú y como yo, como nosotras, por el único motivo de ser mujer. Me pregunto cómo es posible.
¿Qué es lo que pasa en esta sociedad?, ¿a quién podemos culpar? Es difícil de entender, algunos hablan de épocas pasadas y lo cierto es que hemos superado una dictadura que protegía y fomentaba fuertemente el machismo y el patriarcado. Cuando preguntas a mujeres de la época puedes ver la opresión que vivieron en muchos ámbitos a nivel personal y familiar. Pero ahora, después de más de 40 años de su desaparición, con una democracia consolidada, con todos los derechos adquiridos y en una situación de igualdad, ¿por qué no avanzamos?
Hay quien podría decir que en nuestra sociedad existe una mayor mezcla de culturas, algunas de ellas con un concepto sobre la mujer denigrante. Sin embargo, la realidad es que mueren mujeres de diferente edad, cultura y condición en nuestro país.
En este sentido, siempre he dicho que lo más importante es la educación a todos los niveles y, sobre todo, entre los más jóvenes. El problema es que, en los estudios que se realizan entre los adolescentes, nos encontramos un aumento entre los chicos que niegan la existencia de la violencia de género y creen que es un invento ideológico. Ahora bien, lo más duro es que ellas también lo piensan y normalizan situaciones que son de control y, ocasiones, de abuso sexista.
Lamentablemente, pese a los esfuerzos para corregir esta lacra, con importantes avances legislativos como la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género así como el gran logro del Pacto de Estado contra la Violencia de Género impulsado por Ciudadanos (Cs), los efectos obtenidos no son ni mucho menos los esperados.
No obstante, también es muy importante señalar avances positivos en relación a las denuncias, tanto por parte de las víctimas como de las personas que las rodean. Han aumentado gracias al crecimiento de la concienciación social entorno a la violencia de género. Hay situaciones que ya no se tapan como ocurría antes; pero, por desgracia, la mejora de la situación es demasiado lenta y no es asumible.
Por eso, la lucha ha de seguir adelante y hay que sumar fuerzas desde todos los ámbitos, empezando por las propias familias, los colegios, los ayuntamientos y todas y cada una de las administraciones. Si queremos crear un modelo de sociedad moderna y justa para todos y todas, el objetivo debe ser conseguir erradicar la violencia machista y acabar con tanto sufrimiento.
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