La banda CIM de Xirivella. EPDA
La Banda Sinfónica del Cercle
Instructiu Musical (CIM) de Xirivella vuelve a la calle tras el
confinamiento. El próximo jueves 9 de julio, a las 22:15 horas,
ofrecerá su primer concierto en abierto tras la declaración del
estado de alarma. Será en la explanada del Ayuntamiento y las
limitaciones de aforo generarán una extraña circunstancia: habrán
casi tantos intérpretes como público, un lujo nada habitual para
los asistentes.
«Tenemos cierta preocupación ante esta nueva forma
de hacer música, con tanta separación física entre nosotros»,
declara Martín García, presidente del CIM. Y es que no hay que
olvidar que las medidas de distancia interpersonal son de obligado
cumplimiento también para una agrupación musical, acostumbrada la
mayor sincronización que permite la cercanía.
Xirivella, que hoy mismo
retoma la agenda cultural con un monólogo a dúo entre los
humoristas Eugeni Alemany y Miki Dkai, espera con ganas el renacer de
la banda municipal. «Nos hace falta vencer los fantasmas del
confinamiento, burlar la gravedad de la pandemia con actos de
reencuentro y guardando a la vez todas las medidas de seguridad»,
asegura Roberto Romero, concejal de Cultura.
El CIM de Xirivella,
como la mayoría de sociedades musicales valencianas, ha impulsado
las intepretaciones urbanas desde los balcones durante la pandemia. Y
esa costumbre, mitad entusiasta mitad metódica, ha generado su
propio repertorio. En el concierto del próximo jueves, el CIM ha
programado algunos de los temas recurrentes durante el estado de
alarma: ‘Resistiré’ del Dúo Dinámico, ‘La vida es bella’
de Nicolai Piovanni o ‘Bella Ciao’ de Tom Stanford.
«El sentido de la música es
ofrecerla al público», declara el presidente Martín García. «Hay
ansiedad por volver al escenario, los intérpretes más jóvenes se
han volcado con sus instrumentos en las últimas semanas, estamos
diseñando turnos constantes de ensayo para garantizar las
distancias», asegura satisfecho.
El cineasta sueco Ingmar Bergman
dijo al final de sus días que «si Dios existía, debía ser algo
parecido a la música». En Xirivella nadie duda que el próximo
jueves la música sonará a gloria divina.
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