La presidenta de la Mancomunidad con los asistentesLa
Mancomunidad del Alto Palancia trasladará a la Conselleria de Educación la
preocupación de los colegios y los ayuntamientos de la comarca ante el problema
de gestión y financiación de los comedores escolares. Asociaciones de Madres y
Padres, direcciones de los centros educativos, alcaldesas y alcaldes han
mantenido una reunión en la sede de la Mancomunidad, en Soneja, para urgir a la
Administración a adoptar una solución definitiva que garantice la viabilidad de
los comedores como elemento para mantener la escolarización y, de esa manera,
arraigar la población en el medio rural.
La
presidenta de la Mancomunidad, Jessica Miravete, considera que la
Administración educativa ha de ser sensible a la realidad territorial y
priorizar las inversiones en las comarcas deprimidas y amenazadas por el
despoblamiento. “Las escuelas son vitales para el futuro de la comarca, porque
si somos capaces de estabilizar la población, e incluso incrementarla, no sólo habremos
evitado el fin de un colegio, sino que conseguiremos que las familias mantengan
su proyecto de vida allí donde desean y habrá más futuro para la comarca”,
afirma.
La
reducida población escolar en las zonas en vías de despoblamiento resulta un
inconveniente para las empresas de restauración dedicadas a suministrar los
menús escolares. El precio diario por menú está fijado en 4,25 euros, que no
resulta beneficioso para las empresas ante el alza inflacionista de los
alimentos. La falta de rentabilidad se compensa con el incremento de costes de
las monitoras y los monitores. Una situación que repercute, especialmente, en
los colegios rurales agrupados (CRA), que, al tener varias aulas, han visto cómo
esos gastos se han ido multiplicando de forma ascendente, hasta el extremo de afectar
al presupuesto para el mantenimiento ordinario del centro. Es el caso del CRA
que cuenta con aularios en Sot de Ferrer, Azuébar y Chóvar.
Otros
colegios, como los de Geldo, Vall de Almonacid y Almedíjar, temen que el curso
se inicie sin la contratación del servicio de comedor escolar o que la
prestación pierda calidad, al tener que recurrir a caterings fríos, que serían
suministrados de forma semanal. Una circunstancia que iría a la contra de la
conveniencia de que el alumnado reciba menús saludables, con alimentos frescos,
de proximidad, y cocinados con criterios de calidad nutricional y
sostenibilidad, en la línea con la dieta mediterránea que caracteriza la
gastronomía de la zona.
Miravete
recuerda que los ayuntamientos no tienen competencias en materia de educación,
no obstante, “se trata de defenderlo mejor para la comarca y es lo que haremos”.
En esa línea, en el transcurso de la reunión, se planteó la necesidad de abrir
una vía de diálogo con los nuevos equipos directivos de la Conselleria de
Educación salidos de las elecciones, para exponerles el problema y reivindicar
una solución a corto plazo, pero que se mantenga en el tiempo, y se alinee con
las políticas de lucha contra la despoblación. “El objetivo es que se asuma por
Conselleria la gestión de los comedores escolares de igual manera que ocurre
con el transporte escolar”, añade la presidenta. El futuro de los colegios
depende en buena parte de la continuidad, o no, de los comedores para la
población escolar.
La
experiencia de Azuébar demuestra que las inversiones educativas ayudan a anclar
la población. Hace unos años, el aulario local llegó a tener apenas dos
matrículas, lo que abocaba al centro educativo al cierre, al aplicarse los
criterios técnicos establecidos por la Conselleria. La adecuación del comedor
escolar con financiación del Ayuntamiento, sin embargo, permitió dignificar las
instalaciones. El número de alumnas y alumnos se fue incrementando, hasta
alcanzar la veintena, en la actualidad, que permite garantizar la supervivencia
de la escuela y la consolidación de la población local.
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