JUAN BENITO RODRÍGUEZ MANZANARES Valencia capital tiene muchos edificios icónicos, bien sea por su
arquitectura, por la época y estilo en que fueron construidos, por
su catalogación como monumento histórico o por muchos otros
diversos factores, pero hay un edificio que destaca con luz propia
entre el firmamento de los edificios referentes valencianos, pues
marcó varios hitos en la historia de Valencia, y este es el
«Edificio Garcerán», al que popularmente se le conoce como la
«Finca de Hierro», sobrenombre que le viene dado por el material
con el que fue construido su armazón, el cual fue realizado
totalmente en hierro.
Aunque en honor a la verdad, durante el tiempo que duró su
construcción, y quizá algo más allá, este edificio tuvo otro
sobrenombre algo más curioso y llamativo, pues lo apodaron como la
«Finca collons» («Finca cojones»), pues cuando las personas lo
veían, sobre todo la que venían a Valencia desde la Estación de
trenes del Norte, al ver su estructura metálica solían decir en voz
alta, «¡Collons quina finca!» («¡Cojones qué finca!»), pues su
estructura sobresalía en exceso de entre todas las edificaciones del
momento, y esta expresión dio lugar al segundo sobrenombre de este
edificio.
Como apunte curioso, si buscas en Google «Edificio Garcerán», que
es el verdadero nombre de este edificio, el buscador te redirecciona
a la entrada «Finca de Hierro», que es su sobrenombre. Pero no sólo
es en Google, pues en Valencia todo el mundo conoce a este edificio
como la Finca de Hierro, y pocas personas son las que conocen su
verdadero nombre.
La Finca de Hierro, situada en el distrito de Ciudad Vella, en el
barrio de San Francisco, es un cuadrado casi perfecto con las
esquinas redondeadas, que se encuentra en el número 1 de la Calle de
Xàtiva haciendo esquina con la emblemática Plaza de San Agustín,
dando sus otras dos fachadas, una a la Calle de San Pablo y la otra a
la calle peatonal del Arzobispo Mayoral. El edificio está dedicado a
uso particular contando con 224 viviendas, de las cuales hoy en día
algunas son oficinas.
Hay que comentar que la Calle de Xàtiva y sus dos prolongaciones, la
Calle de Colón y la Calle de Guillén de Castro, pertenecen a una de
las grandes rondas de Valencia, y la Avenida del Oeste, que acaba en
la Plaza de San Agustín estaba destinada a ser otra de las grandes
arterias de Valencia, pero su realización nunca se llegó a
completar. Así el Edificio Garcerán hubiera estado en la
intersección de dos grandes vías de Valencia y frente a una gran y
emblemática plaza de Valencia.
En el solar donde se construyó el edificio, bastantes años antes de
que se construyera, se encontraba la antigua Fundición Primitiva de
Valencia, la cual era una fábrica donde se realizaba una gran
producción de maquinaria, sobre todo para ferrocarril, seguramente
dada la cercanía de la Estación del Norte.
En 1944, una década antes de que comenzara la construcción de este
edificio, el arquitecto Ricardo Roso Olivé (1907-1990), presentó un
proyecto a Teresa de Tous, viuda de Bofarull, para construir en el
solar que dejara la fábrica, un edificio de estilo clasicista de
once plantas con una torre central en lo alto a modo de templete,
según nos comenta David Sánchez Muñoz, del Departamento de
Historia del Arte de la Universidad de Valencia en su tesis doctoral,
pero este edificio nunca se llegó a construir.
Diez años después, en 1954, el arquitecto Vicente Figuerola
Benavent presentó un nuevo proyecto para la construcción de un
edificio en ese solar, que estéticamente era muy parecido al que
presentó Ricardo Roso, y a la vez bastante similar al «Edificio
España», inaugurado en 1953 en Madrid, situado frente a la Plaza de
España, el cual cuenta con 26 plantas y 117 metros de altura. Este
nuevo proyecto presentado por Vicente Figuerola sería el que
definitivamente vería la luz, el cual es un edificio casi
cuadrangular de fachadas rectas y esquinas curvas que tiene una torre
de sección cuadrada más pequeña con las esquinas en ángulo, que
sobresale de lo que podríamos llamar la primera parte del edificio y
que, más que un templete, da la impresión de que fuera un pequeño
edificio situado en lo que bien podría ser la azotea del primer
edificio.
Como estamos viendo, este edificio es singular, pero hay algunas
cosas que lo hacen único.
Una de ellas es que su estructura fue toda construida en hierro y,
aunque no fue el primer edificio construido en hierro en la ciudad de
Valencia, pues en la década de los años 1930 en la actual Plaza del
Ayuntamiento ya se construyeron algunos edificios con estructura
metálica con una altura entre nueve y diez plantas de la mano de
arquitectos como Francisco Javier Goerlich (1886-1972) y Joaquín
Rieta Síster (1897-1982), sí que fue el edificio de estructura
metálica más grande y alto de la época, pues desde que se acabó
su construcción y se inauguró en 1962, y esta es otra de las cosas
que lo hicieron único, se constituyó como el rascacielos más alto
de Valencia durante cuarenta años, título que mantuvo hasta 2002,
año en que se construyó el edificio «Torre de Francia» dedicado a
apartamentos, el cual cuenta con 35 plantas y 115 metros de altura.
En la actualidad el rascacielos más grande de Valencia es la «Torre
Hilton» que es un Hotel de la cadena Meliá, inaugurado en 2006 que
consta de 29 plantas y 117 metros de altura. Actualmente la Finca de
Hierro se ha quedado relegada al noveno puesto.
Además, también fue uno de los edificios que más ha tardado en
construirse, pues la gran riada de Valencia de 1957, le pilló en
plena construcción y eso retrasó algo la obra, tardando ocho años
en completarse la misma, desde 1954 hasta 1962, haciendo esto que su
estructura de hierro quedara a la vista más tiempo del que hubiera
sido necesario.
Como apunte anecdótico, seguro que la mayoría de los lectores
conocerán la famosa fotografía donde se ven a once trabajadores de
la construcción del edificio «Empire State» de Nueva York
almorzando sobre una viga de hierro, pues este emblemático
rascacielos neoyorkino también tiene estructura de hierro, pero lo
que no es tan conocido es que también existe una foto en que se ven
a cuatro trabajadores de la Finca de Hierro sobre una viga, uno de
ellos está incluso casi tumbado en el aire, con la Estación del
Norte y la Plaza de Toros de fondo. Y como anécdota sobre la
anécdota, comentar que la Plaza de Toros aún conservaba la valla
que delimitaba su recinto, hoy en día desaparecida.
En 2015 el edificio fue totalmente rehabilitado. La obra costó
260.000€, y con ella se subsanaron algunas pequeñas deficiencias
derivadas del paso tiempo, quedando el edificio impecable, casi como
recién construido.
Valencia es sinónimo de grandes construcciones civiles y religiosas.
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