Francisco López. /EPDA La gala de entrega de los Premios València se celebra mañana viernes, 21 de octubre, en la Sala Alfons el Magnànim del Centre Cultural la Beneficència. A pesar de que atesora unos cuantos galardones en su trayectoria literaria, Francisco López asegura que siente «una gran alegría. Aunque lleves mucho tiempo en el circuito de los premios, uno no genera, por decirlo en términos farmacológicos, resistencia a la alegría de ganarlos».
Qué ha dicho el jurado
El jurado, formado por Susana Martín Gijón, Pere Cervantes, Purificación Mascarell y Eva Olaya ha destacado su profundidad literaria, la originalidad del punto de vista (con un narrador tan incómodo como fascinante), los vínculos entre arte y vida, y las referencias culturales y artísticas que nutren una trama imposible de abandonar desde la primera hasta la última línea. Un texto con muchas capas interpretativas, plagado de imágenes que dejan huella en el lector, y una estructura y ritmo perfectos.
Una novela impactante, tan intelectual como visceral, escrita con maestría y sabiduría literaria.
Una novela salvaje y única
Manuel Vilas considera que, «Francisco López Serrano es el gran escritor secreto de la literatura española. Léanlo, es un escritor salvaje, único y distinto». Y exactamente eso mismo podría decirse de su novela. El autor la define como «un desollamiento vivo».
Su protagonista, propietario de una galería de arte, se encuentra postrado en la cama de un hospital, a consecuencia de un infarto cerebral que le paraliza el cuerpo pero conserva intactas sus capacidades mentales, aunque no puede comunicarse más allá de un leve parpadeo.
Para el autor ha sido «una forma de catarsis, de terapia o de transferencia», dado que la escribió hace dos años, en un momento en que él también atravesaba problemas de comunicación.
El título hace referencia tanto a la situación del protagonista, condenado al silencio, como a la necesidad de escapar de la propia piel, de mudarla, como los reptiles. Es la manifestación de «su deseo desesperado de desprenderse de una piel que se ha convertido en tumba». Este es uno de los temas centrales de la novela «el dolor mudo, el dolor que no puede expresarse».
Del vertedero a las salas de exposición
A pesar de su situación, el protagonista no despierta ningún tipo de piedad, es un personaje cuya vida está basada en el engaño, la mentira y la traición, es un asesino que mata por omisión y «que quizás su único momento de grandeza, al menos él así lo cree, sea el sacrificio artístico al que se entrega».
Porque solo aspira a redimirse a través del arte, por lo que concibe el plan de convertirse, él mismo, en obra de arte. Y para conseguirlo, traspasará todos los límites de la ética y la razón, generando imágenes mentales en el lector que son realmente espeluznantes. Aunque es una novela radicalmente única, la experiencia de lectura puede relacionarse con El perfume, de Patrick Süskind, por el abanico sensorial que despliega y por la respuesta que provoca en el lector, una referencia con la que el autor se siente cómodo, también por otro motivo, «ambas novelas concluyen con una especie de sacrificio en el que el protagonista, en el caso de la novela de Süskind, parodiando a Cristo, es devorado por sus adoradores, y "comulgado" por ellos en una especie de bacanal dionisiaca. El protagonista de La piel muda también se entrega a su pasión, en este caso voluntariamente aceptada, a la "crucifixión"».
Una crítica cruel al mercado del arte contemporáneo
Francisco López espera que al lector nada de su novela le resulte indiferente, «creo que la literatura y el arte en general deben suscitar emociones, pero también conmociones». Aunque no está concebida como una novela de terror, hay algún pasaje que puede considerarse incluso gore, y esto nos lleva una y otra vez, al arte contemporáneo, «pienso en el accionismo vienés o en el llamado arte abyecto, que persiguen provocar en el espectador reacciones extremas de horror y de rechazo».
El autor ha tratado de llevar ese tipo de propuestas hasta sus últimas consecuencias, «pues la literatura te permite perpetrar las mayores atrocidades con total impunidad», a diferencia de lo que ocurre en el arte contemporáneo y sus performances «dado que el Código penal impone ciertas limitaciones"» por lo que acaba reconociendo que, en ese sentido, quizás haya también «algo de parodia».
La piel muda es un relato sobre la banalidad del arte, una exploración de los límites del arte, una incisiva parodia del arte contemporáneo y, a la vez, una reivindicación del arte como única forma de redención.
La crítica al mercado del arte contemporáneo da pie a las situaciones más truculentas y esperpénticas del relato. En opinión del autor, cierto arte contemporáneo, no todo, «se ha convertido en una especie de circo capitalista lleno de payasos sin gracia».
Francisco López Serrano es poeta, novelista, narrador y traductor, con una prolífica y destacada trayectoria literaria. La piel muda es su décima novela. Obtuvo el Premio Setenil al mejor libro de cuentos publicado en España en 2010 y resultó finalista del Premio Hispanoamericano de Cuentos Gabriel García Márquez en 2018. Es también autor de diez libros de poemas publicados y de varias traducciones de poetas ingleses. Habitualmente colabora en revistas literarias y periódicos como Clarín, Turia o Heraldo de Aragón. Reside en Madrid.
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