La comitiva por las estrechas calles de Segorbe La venerada imagen del
Santísimo Cristo de las Mercedes volvió la pasada noche a recorrer algunas de
las calles del casco antiguo de Segorbe en el primer desfile procesional de la
Semana Santa en la capital del Palancia, reservado como ya es tradición para el
primer viernes de Cuaresma.
Organizada por la Loable Cofradía
de la Santísima Trinidad, la llamada Procesión del Silencio, con la
participación de cofrades y algunos devotos, se sumaron a la comitiva que fue
presidida por los consiliarios Federico Caudé y José Manuel Beltrán, párrocos de
San Pedro y Santa María respectivamente.
A
pesar de que la meteorología no era del todo desfavorable (10ºC a las 22:ooh)
la afluencia no fue muy numerosa. La procesión tuvo como novedad, un nuevo
recorrido y para evitar el paso por la céntrica calle de Colón se prescindió de
pasar por las murallas, acueducto y puerta de Teruel. Así el recorrido partió
de la sede de la Cofradía en la iglesia de San Joaquín y Santa y discurrió por
las sinuosas callejas del barrio de Sopeña, por las calles de La Purísima,
Almas, Pastores, Pza. del Ángel, Papa Luna, Pza. de las Monjas, Dr. Cajal, La
Torre, San Antonio…
Algunos
cofrades y especialmente los portados del Cristo llevaban su indumentaria
tradicional, la peculiar vesta morada, prenda que cubre todo el cuerpo con
capucha a la espalda y una amplia cola de hasta cinco metros que es arrastrada
por el suelo al caminar.
Con
anterioridad a la procesión se celebró una cena solidaria con entrega de
alimentos no perecederos o una limosna con destino a las Hermanas Terciarias
Capuchinas y su labor de apoyo a jóvenes y familias necesitadas.
La
Procesión del silencio se recuperó hace unos años, recorriendo un itinerario
similar al que se hacía en el siglo XVII. Durante el itinerario se procede a la
lectura de la Pasión, subdividida en catorce fragmentos. La voz del lector/a es
el único sonido que se escucha en todo el trayecto.
Se trata de un desfile procesional muy austero
que por sentencia inquisitorial de principios del siglo XVII quedó prohibido.
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