El
departamento de Juventud del Ayuntamiento de Sagunto goza de cierto
prestigio en el resto de municipios valencianos. A través de los
años ha ido adquiriendo ese prestigio con trabajo, creatividad y
compañerismo. Eso no ha sucedido por casualidad.
Todos
los que aquí trabajamos hemos ido aprendiendo a implicarnos con
nuestro trabajo y con nuestra gente hasta convertir Sagunto en una
ciudad antigua pero joven. Hemos aprendido una manera de trabajar,
planificar, resolver, dialogar, crear, pensar e incluso imaginar.
Por
eso no podemos quedarnos mirando cuando alguien desde fuera enjuicia
casos y cosas que desconoce retorciendo la realidad hasta convertirla
en su visión sesgada.
En
estos días han salido a la luz declaraciones e interpretaciones que
no se corresponden con la realidad.
Son declaraciones e interpretaciones sesgadas que utilizan a uno de
nuestros compañeros como rehén político y sindical de intereses
que van más allá de lo que aquí en el departamento vivimos.
El
Departamento de Juventud empezó su camino en una sala de la Casa de
la Juventud con un solo funcionario. En todos estos años ha crecido
y evolucionado con un denominador común: la implicación constante
de sus trabajadores. Los demás hemos ido llegando después pero el
empeño de convertir Sagunto en una ciudad referente para las demás
es de quien empezó todo esto y todavía sigue en ello: nuestro
compañero Miguel Angel.
Diversos
tribunales y diversas sentencias han tratado el conflicto laboral de
nuestro compañero. No podemos dejar de observar con tristeza el
desamparo sindical que ha tenido en todo el proceso. No somos
juristas y no podemos dilucidar ni contradecir ni valorar sentencias
de tribunales pero podemos asegurar lo
que vemos con nuestros ojos en el día a día.
El
organigrama del Departamento de Juventud desde el punto de vista
teórico, administrativo y burocrático carece de coordinador. Pero
eso nunca fue verdad en el día a día.
Siempre hubo una persona que coordinó, que impulsó, que tomó
decisiones que no le correspondían o firmó documentación para la
que no estaba habilitado. Esa disposición a ir más allá del
“deber” o la obligación fue la que solucionó gran parte de los
retos a los que nos enfrentamos cada día quienes trabajamos en el
departamento. Siempre existió un coordinador. Siempre existió
alguien que dio la cara. Siempre existió alguien con quien podíamos
contar para solucionar los problemas.
Esa
diferencia entre la realidad y la relación de puestos de trabajo se
fue resolviendo con buena voluntad y asumiendo muchos riesgos. Por
eso nuestro compañero tenía y tiene pleno derecho para poner en la
normativa lo que siempre sucedió en la realidad.
A
los políticos y a los sindicatos les correspondía resolver esa
situación en tiempo y forma. Su obligación es pensar y acompañar
quienes nos esforzamos en el día a día para sacar adelante toda la
actividad del departamento. Y no habiéndolo hecho, al menos les
corresponde apoyar a quienes lo intenten.
Lo
que aquí se dilucida es si un compañero que hace funciones de
coordinador debe cobrar como coordinador. Y nosotros podemos
certificar que cada día nos relacionamos con él como el coordinador
del departamento. Que lo que sucede en nuestro día a día se
traduzca en una nómina, en un organigrama o en una relación de
puestos de trabajo es algo que está afrontando el equipo de
gobierno. Por desgracia hay otros intereses diferentes que desvían
la mirada de la verdad. Si alguien quiere saber si nuestro compañero
Miguel Angel Martin hace las funciones de coordinador solo tiene que
venir un día a verlo. Nosotros se lo contamos o simplemente pueden
quedarse y observar. Es tan fácil como eso.
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