No hace falta que desmontemos a Ciudadanos, ese experimento con gaseosa que sólo por el tirón mediático del líder no puede aguantarse... se desmontan ellos mismos. O por esa directiva en formato de hombres de negro que a golpe de burofax hace y deshace a su antojo, pisoteando votaciones y voluntades. A saber, después de abanderar las primarias como solución a todo y sistema a aplicar por ley (incluso llegando a exigirlas al resto de fuerzas políticas, desdén soberbio dónde los haya) ahora va y para esta segunda vuelta de las elecciones generales se pasa por los cerros de Úbeda toda su parafernalia paternalista y descabeza hasta dieciséis candidaturas provinciales. Sin tembleque alguno, cambian a todos estos cabezas de lista y se quedan tan panchos. Flagrante el caso del diputado electo por A Coruña, que desde el burofax del politburó naranja se entera que ya no formará parte de la candidatura para dejar paso al exdirigente gallego de UPYD.
O el continuo goteo de dimisiones de delegados territoriales o cargos públicos en Castilla La Mancha, Murcia, Cantabria, Valladolid, Jerez o la citada Galicia... El partido de Albert Rivera lleva el truculento récord de más de medio centenar de expulsiones de concejales de toda España desde las elecciones de mayo de 2015. En menos de un año, oigan. Toda una proeza. Incluso han conseguido que multitud de damnificados del partido se organicen en plataformas y lleven hasta los juzgados las malas prácticas internas de la organización ciudadanita. Sin conseguir acallar toda esta cruda realidad con fichajes más o menos estentóreos provenientes del artisteo como Felisuco o Agustín Bravo.
Y por estas lares, ni les cuento. El partido que cacarea la regeneración política hasta en la sopa va y fulmina a la candidata numero tres por Alicante y a la cuatro por Valencia de la primera vuelta de las generales. Así, a las bravas, después de afirmar que repetirían las listas y sin comunicárselo a las afectadas. Todo muy transparente y democrático. Ya les habrán llegado a esas directivas muy ejecutivas (ejecutorias, más bien) las denuncias de falta de democracia interna provenientes de comarcas como Camp de Turia o Horta Sud, con Manises como caso paradigmático. Pues así está el partido garante de todo lo contrario que predica. La mala política de siempre, vamos. No nos engañen más, pues.
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