El obispo con las hermanas
La nueva residente en la clausura El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro
López Llorente, presidió ayer la Misa de profesión de votos solemnes y toma de
velo de la hermana María de Jesús Crucificado, en el convento de Nuestra Señora
de Gracia y San José de Madres Carmelitas Descalzas de Caudiel.
Entre otros sacerdotes, la hermana estuvo acompaña por el
Delegado diocesano para la Vida Consagrada, Joaquín Guillamón; por el párroco de
San Juan Bautista de Caudiel, Eloy Villaescusa; y por Tomás Tomás, que ha sido
capellán del convento durante muchos años. También por su madre, que acudió
desde Perú, y por la comunidad cristiana del municipio. La Eucaristía estuvo
cantada por la Capilla Musical de la Catedral de Segorbe bajo la dirección de David
Montolío.
“Mi Amado es para mí y yo para mi Amador”, fue el lema
elegido por la religiosa para esta celebración en la que expresó los votos
solemnes y recibió el sagrado velo, que es de color negro y significa
“perpetuidad”.
Según fuentes diocesanas, “la profesión religiosa solemne
expresa el acto de abrazar el estado religioso hasta la muerte mediante los
votos de castidad, pobreza y obediencia, a imitación de Cristo, casto, pobre y
obediente. Además, las Carmelitas Descalzas son religiosas de vida
contemplativa, donde sus votos son perpetuos y solemnes, significando una
entrega total a Dios. Ante la crisis vocacional existente, también en la vida
religiosa, es este un motivo de inmensa alegría y de esperanza”.
“Hoy es un día en que nuestra Iglesia diocesana alaba y da
gracias a Dios porque una hija suya quiere consagrarse de por vida al Señor”,
decía el prelado en la homilía. “Tu existencia – le decía a la hermana – está
marcada por el amor de Dios”, “dejándote llevar por Él viste que deseabas
entregar tu vida como consagrada, en la vida contemplativa, según el carisma de
Santa Teresa”.
El obispo exhortó a “dejarnos guiar por el Espíritu, que nos
enseña a profundizar en la Palabra del Señor; que nos enseña a dejarnos
purificar por todo aquello que nos aparta de Él, que nos enseña a dejarnos
transformar y ser hijos e hijas de Dios”.
En la actualidad la
comunidad de las Carmelitas de Caudiel cuenta con 18 monjas, de las cuales 4 proceden
también de Perú.
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