Trabajos en el enterramientoSe trata de una tumba de un solo individuo, varón,
aparecida en el
transcurso de la excavación arqueológica realizada para la apertura de las
zanjas de la cimentación de un edificio a construir al comienzo de la calle
Sopeña de Segorbe, junto a la plaza del Almudín, dentro de lo que era el
perímetro amurallado de la ciudad.
El
arqueólogo director de los trabajos, Manuel Molina, ha señalado que el cuerpo
se encontraba en posición decúbito supino pero con las piernas inclinadas hacia
el Este y como curiosidad a la altura de su pecho se ha encontrado un clavo
aunque parece ser que cayó con posterioridad a su muerte, como también una
invasión del enterramiento por una construcción más reciente.
Molina
indicó que también se han encontrado los restos de un silo de época islámica
así como un tesorillo de monedas de escasa importancia ya que se trata de los
llamados ‘chavos negros’ pertenecientes a la segunda mitad del siglo XIX, según
su dimensión ya que están muy deteriorados y apenas se aprecian sus
características numismáticas.
Por otra
parte se han encontrado restos de un horno de panadería, pero sin saber su
origen, su existencia es conocida ya que funcionó hasta prácticamente la mitad
del siglo XX.
El
arqueólogo aseguró que los restos islámicos debían pertenecer al siglo XI y que
están en relación con la necrópolis islámica (Maqbara) excavada en 1999 por los
alumnos de una Escuela Taller, en la misma plaza del Almudín que dio como
resultado el hallazgo de un buen número de enterramientos islámicos, también
datados en el siglo XI.
La
excavación del Almudín se llevó a cabo sobre una pequeña parte de la plaza
(unos 60 metros) pero el hallazgo actual más los enterramientos encontrados en
las excavaciones para la construcción del Edificio CEDES de la Diputación
Provincial en 2010, revelan una extensión enorme del espacio del cementerio
bajo medieval, mucho más amplio de lo que se creía.
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