Juan Benito Rodríguez Manzanares. EPDA En Castellón hay un rinconcito
muy especial llamado Peñíscola, siendo este en un principio un peñón en un
islote separado del Bajo Maestrazgo del Reino de Valencia, pero debido a la
sedimentación de muchos siglos, en la franja de agua que los separaba se formó
un tómbolo de tierra arenisca haciendo que, en la actualidad el que fuera un
peñón aislado en el mar, ahora sea una península unida por un istmo. Peñíscola,
que tiene el título de ciudad desde 1707, forma parte de «los pueblos más
bonitos de España» y tiene el sobrenombre de «La ciudad en el mar», exactamente
en la Costa del Azahar.
Haciendo una breve historia,
tenemos que remontarnos hasta la tribu íbera de los Ilercavones, que se supone
que fueron sus primeros pobladores. Luego llegaron los fenicios, los
cartagineses, los griegos denominados «Chersonesos», y los romanos, que la
denominaron «paene iscola», es decir, «casi isla», siendo esta denominación la
que dio origen a su actual nombre: Peñíscola. Sin influir que posteriormente
los musulmanes la denominaran «Banásqula» o «Banasquila».
En 1233. El rey Jaime I
(1208-1276) llamado «el Conquistador» toma Peñíscola al rendirse los
musulmanes, y le concede la Carta Puebla con Fuero a Valencia. En 1286 el rey
Alfonso III de Aragón (1265-1291) llamado «el Liberal» o «el Franco» le donó
Peñíscola a Artal de Alagón, pero en 1293 vuelve a manos del rey de Aragón
Jaime II (1267-1327) llamado «el Justo» y un año más tarde, en 1294, pasa a
manos de la Orden Templaria, quienes levantaron un castillo, dicen las crónicas
que, sobre los restos de una alcazaba árabe, aunque algunos autores aseguran
que no se han encontrado nunca restos de la misma. Sea como fuere, el castillo
de Peñíscola se comenzó a construir en 1294, concluyendo su construcción en
1307.
Entre 1576 y 1578, el rey Felipe
II de España (1527-1598) llamado «el Prudente», ordenó al arquitecto y militar
italiano Juan Bautista Antonelli (1527-1588), construir una muralla que rodeara
todo el peñón donde se encuentra la ciudad y el castillo, muralla que en la
parte sur llegó a tener una altura de 9 metros.
Esta muralla consta de tres
entradas:
El Portal Fosc (Puerta Oscura) o
puerta de Felipe II.
Construida en 1578, fue la
puerta principal de la ciudad y en lo alto de la misma hay un escudo y cartela
alusivo al rey Felipe II.
El Portal de Sant Pere (Puerta de
San Pedro) o del Papa Luna.
Nombre alusivo a quien la mandó
construir en 1414. Esta puerta muestra en lo alto de la misma el blasón del
Papa Luna, siendo este el acceso a la fortaleza desde el mar, pues cuando este subía,
las barcas llegaban hasta la rampa de acceso.
El Portal de Santa María.
Era un arco sencillo abierto en
uno de los lienzos de la muralla.
En uno de los lienzos de la
muralla, llamado del «Olvido» se encuentra esta inscripción escrita en latín:
«Reinando Felipe II, rey óptimo,
máximo de las Españas y de las dos Sicilias, de Jerusalén y del mundo
occidental. Año 1578».
El castillo tiene un perímetro
de 230 metros y se eleva 64 msnm. Está construido en piedra labrada y todas las
estancias tienen forma rectangular y cubiertas con bóveda de cañón. El castillo
tiene una única puerta de entrada construida con un arco de medio punto
flanqueada con dos torres salientes de planta cuadrangular. Sobre la puerta
lucen los escudos de la Orden del Temple; los «Cardos» que era el emblema del
maestre de la orden en ese momento fray Berenguer de Cardona (1291-1307); y las
fajas de Arnaldo de Banyuls (1280-1320) Comendador de Peñíscola.
El castillo consta de estancias
y recintos como el zaguán; el cuerpo de guardia; las caballerizas; el establo;
el patio de armas, el cual tiene una gran balconada hacia el mar Mediterráneo y
el acantilado; el salón gótico; la casa de la cisterna, la iglesia basilical…
pero, dada su peculiar historia, la mayoría de estas estancias tuvieron dos
cometidos muy diferentes durante la misma, pues en un principio el castillo fue
construido por los templarios con sentido defensivo, pero cuando el Papa
Benedicto XIII (1328-1423), llamado el «Papa Luna», lo tomo como sede
pontificia, el castillo tomo un carácter palaciego.
Es imprescindible resaltar que
el castillo/palacio de Peñíscola fue una de las tres sedes pontificias que han
existido en la historia, junto al Palacio de Aviñón en Francia y la ciudad
Estado del Vaticano, que es la actual sede pontificia.
Aquí es imprescindible decir
unas palabras sobre el primer papa Benedicto XIII, nacido bajo el nombre de Pedro
Martínez de Luna y Pérez de Gotor, y apodado como el «Papa Luna», el cual fue
nombrado papa en tiempo y forma, pero los franceses le quitaron su apoyo, pues
no era un papa que consideraran manejable y moldeable, y tras esta postura de
Francia, muchos otros estados también le quitaron su apoyo, hasta el punto que
llegaron a considerarlo un «antipapa», un hereje y como tal fue excomulgado y
depuesto de su cargo. Actualmente la iglesia católica reconoce como Benedicto
XIII a Pietro Francesco (Vincenzo Maria) Orsini (1640-1730) que es el 245 Papa
de la iglesia católica.
Dicen las crónicas que Benedicto
XIII, el Papa Luna, hasta su muerte repitió incansablemente la misma frase.
«El verdadero papa soy yo»
El castillo de Peñíscola, de
construcción bastante austera, tras la disolución de la Orden del Temple en
1319 paso a manos de la Orden de Montesa, los cuales ampliaron la fortaleza. En
1411 Papa Luna se traslada a vivir a él, realizando nuevas construcciones, como
la llamada «Torre del Papa Luna» o la «Escalera del Papa Luna» labrada en parte
en la roca del peñón.
Otras estancias cambiaron su
utilidad como el salón gótico que el Papa Luna acondicionó como la Sede
Pontificia propiamente dicha o, la bodega del castillo, un sótano que tras a la
muerte del Papa Luna se acondicionó como Salón del Cónclave para elegir al
nuevo Papa, el cual fue Clemente VIII, que también fue catalogado como
antipapa.
En 1923, el acceso al patio de armas,
unos universitarios de Zaragoza en recuerdo del quinto centenario de la
defunción de Pedro de Luna, pusieron una lápida de mármol negro con la
siguiente leyenda:
«Aragón os pide que roguéis a
Dios por Benedicto XIII, Pedro de Luna, el gran aragonés de vida limpia,
austera, generosa, sacrificada por una idea de deber. El juicio final
descubrirá misterios de la Historia. En él nos salve Jesucristo y Santa María,
su madre»
El castillo se encuentra en
perfectas condiciones de conservación, aunque le falte una cuarta parte que se
destruyó en 1814, además, está catalogado como BIC, Bien de Interés Cultural,
desde el 3 de junio de 1931, y toda la ciudad en su conjunto, Peñíscola,
también está catalogada como BIC desde el 26 de octubre de 1972.
Si vives en Castellón o tienes
pensado visitarlo, una parada imprescindible es Peñíscola y su
castillo/palacio.
Castellón es sinónimo de
historia y de patrimonio cultural e histórico-artístico.
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