Sara Sorribes devuelve la bola durante un partido en el Madrid Open. EFE/Sergio Pérez
La número uno mundial, Iga Swiatek, se llevó el premio gordo en su partido de octavos de final ante la castellonense Sara Sorribes, la victoria por 6-1 y 6-0 y el pase a cuartos de final, pero la número uno española se ganó una recompensa sentimental, el reconocimiento de la Caja Mágica a su espíritu de lucha incluso ante la rival más difícil.
Swiatek solo había perdido siete juegos en lo que iba de torneo y ante Sorribes se dejó unicamente otro, el primero del partido, antes de lanzarse como un cohete hacia los cuartos de final. Doce juegos del tirón sin inmutarse.
Tras esa rotura inicial de Sorribes, las muestras de debilidad de Swiatek se redujeron a cero. La indiscutible líder mundial manejó a su antojo la derecha y de principio a fin se mostró invulnerable.
Correr a todas las bolas, no irse del partido y salvar tres puntos de set fueron los méritos de la española, muy grandes dado el nivel mostrado por su rival.
Sorribes había eliminado ya en Madrid a dos cabezas de serie, la ucraniana Elena Svitolina y la bielorrusa Viktoria Azarenka, y Swiatek no se permitió ninguna relajación ante la española, a la que ya había ganado tres veces.
La jugadora polaca tiene en Madrid su única asignatura pendiente sobre la tierra, su superficie favorita. El año pasado perdió la final ante la bielorrusa Aryna Sabalenka, pero Swiatek se ha mostrado en esta edición mucho más sólida que la número dos del mundo.
Su siguiente rival será la brasileña Beatriz Haddad Maia.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia