Lorena Silvent /EPDA Hoy es 25 de noviembre, y desde todas las administraciones y movimientos feministas, nos esforzamos por hacer campañas de concienciación y salir a la calle para reivindicar la erradicación de la violencia de género y gritar que en esta sociedad somos más las personas tolerantes, las que creemos en la igualdad y las que defendemos los derechos humanos, por encima de todo.
La violencia machista, abarca diferentes ámbitos con la única finalidad de anular a la mujer y ejercitar un poder sobre ella motivado por su condición y por una cultura patriarcal que está instaurada en nuestra sociedad y que se mantiene de mano de los poderes fácticos.
Toda la sociedad tenemos claro que una violación es violencia, pero cuando media dinero por el medio, existen algunas corrientes que empiezan a dudar, a poner condicionantes y tildar de “libre elección” algo que no debería ser una opción para ninguna persona.
La prostitución es violencia, es maltrato, es esclavitud, es humillación, es sumisión, es capitalismo. La sociedad debe responder con rotundidad, sin fisuras, no podemos dejar espacios “legales” para que las mafias camuflen intercambio de mujeres a cambio de dinero.
Hay que dar voz a las silenciadas, a las supervivientes, a esas mujeres que han sido anuladas por diferentes motivos, tanto familiares, económicos o sociales, y después de conseguir escapar, cuentan que en la prostitución no existe el consentimiento, que no hay humanidad, no hay excepciones, no puedes decir un día hoy no me encuentro bien, la prostitución como la conocemos en nuestra sociedad no se puede elegir, no sabemos todo lo que hay detrás porque no lo vemos, porque no tiene visibilidad, porque no interesa, porque son “putas”.
Por eso, la única opción que permite recortar espacio a las mafias es el abolicionismo de la prostitución. Necesitamos una ley estatal para poder trabajar todos y todas juntas en proteger a la mayoría de mujeres que son víctimas de esta violencia machista.
No podemos olvidar, que España es el primer país de Europa en consumo de prostitución, y que detrás también está la industria de la pornografía, esas mafias que campan a sus anchas en nuestro territorio porque no hay una regulación firme y camuflan detrás de una licencia de hotel o de cafetería un prostíbulo. En Catarroja, tenemos el prostíbulo más grande de la Comunidad Valenciana, y necesitamos gobernar con firmeza porque mientras se abre un debate sobre la tramitación de una ordenanza abolicionista en el plenario, a la semana siguiente, coincidiendo con la celebración del Gran Premio de Motociclismo de la Comunidad Valenciana, y según fuentes policiales, llegan dos autobuses con 80 mujeres los días previos.
No podemos girar la cara, debemos estar al lado de las personas más débiles, debemos estar al lado de las mujeres y prohibir la prostitución en todo nuestro territorio.
Las feministas lo tenemos claro, no hay excepciones, no cederemos en nuestra postura, este 25N y todos los días, diremos no a la violencia machista y diremos no a la prostitución y al mito de la libre elección.
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