Jaime Navarro. /EPDA Seguramente debería escribir ahora un artículo donde ensalzara la gloriosa- y helada...- primavera. Pero la degradación de la cosa política es tal que me lo impide, fruto de lustros de democracia sin las más mínimas exigencias, controles y contrapesos, en que se ha sustituído a Dios y a la Ciencia por una absurda idolatría del Estado; como prueba indiscutible de ello, sirva que pronto tendremos que aprobar un cursillo hasta para poder poseer un perro; mientras seguiremos siendo superministros y de cualquier cartera o megapresidentes del gobierno, sin ningún estudio, ni cursillo que valga, ni cualificación, ni experiencia profesional alguna. Para tener un chucho sí, para regir España: nada de nada...
Resultado de todo lo cual hemos llegado al espectáculo innerrable actual en que por simplemente ser votados, nos gobiernan los más incapaces, los más torpes, los más tramposos, frikies e irresponsables. Natural consecuencia de ello es que es socio de nuestro actual gobierno, hasta el entramado mafioso que hasta anteayer nos mataba, mutilaba, secuestraba o extorsionaba. Y que hoy a la par que nos gobierna sigue homenajeando públicamente a sus idolatrados carniceros nacional socialistas. Pues todos sabemos que la ETA, al igual que Hitler, se definió y se define por ser racista, ultranacionalista. Y socialista. Al igual que estos paranoícos sujetos. Que te descerrajaban un tiro en la nuca, tan solo por ser " extranjero" (o "maqueto", según su repugnante jerga).
Y de ahí, entre otras cosas que se acabe llamando autócrata al presidente del gobierno. Pues sus decisiones se toman en contra como se advierte, de la mayoría social y moral de España. Y contra cualquier respeto al sentido común o al bien común.Tal y como también ha vuelto ultimada y claramente ha ocurrir con la alevosa traición al pueblo saharaui. Y no sabemos a cambio de qué. Salvo a qué tal vez Argelia, nos hunda aún más con el gas. Con su subida o su restricción. Que ya se rumorea.
Y lo peor es que esta situación no tiene visos de cambiar o de corregirse. Mientras no se cambien las reglas de acceso y de control a la dirigencia de las instituciones. Al contrario; careciendo de cualquier exigencia para ello, más allá de figurar en un lista electoral y ser votado, nos aseguramos sine die qué acudirán a ser elegidos para legislar nuestras vidas y para gobernarnos a espuela, muchos de aquellos que no serían admitidos en ninguna empresa privada, ni en ningún puesto de funcionario que requiriera la más simple oposición.
De ahí el coma político vigente que nos sitúa en los últimos lugares de la UE en todos los índices económicos. En todos. Sí, queridos amigos y amigas, y la que se avecina...aunque la primavera ha venido, es verdad, y nadie sabe como ha sido...
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