Excavaciones en la plaza del Almudín de Segorbe en 1999
Recreación del gigante de Segorbe. / Diseño: Vicente Gisbert El
hallazgo de una tumba islámica, ocurrido hace tan sólo hace unas semanas en
Segorbe, ha traído a la actualidad un interesante trabajo científico, sobre una
de las tumbas datadas en el siglo XI, halladas en 1999 en otras excavaciones
realizadas en la misma plaza del Almudín, que por haber necesitado tiempo para
obtener sus conclusiones y haber quedado distanciado temporalmente del resto de
hallazgos, pasó desapercibido a pesar de que los resultados son más que
interesantes.
Se
trata del enterramiento de una persona que se ha querido denominar “El Gigante
de Segorbe”. Apareció en posición decúbito lateral del lado derecho y de cara a
La Meca y sus restos corresponden a un hombre de unos 20 años de edad. Medía
alrededor de 1’90 metros de altura, medida que hoy no resultaría nada
escandalosa pero lo cierto es que en el siglo XI y comparado con el resto de
hallazgos encontrados en su entorno resultaba poco menos que espectacular ya
que era 25 cm. más alto que todos los demás aparecidos en la misma necrópolis.
Según publica la arqueóloga
castellonense Amparo Barrachina, “su esqueleto había sugerido que podría tener
alguna ascendencia africana. La mayor parte de España había sido conquistada
progresivamente por árabes y bereberes del noroeste de África desde el siglo
VIII en adelante, creando uno de los principales centros de la civilización
europea medieval.
Un equipo internacional de
investigadores dirigido por el Grupo de Investigación en Arqueogenética de la
Universidad de Huddersfield, que incluye genetistas y arqueólogos, realizó la
nueva investigación, cuyos resultados se publican en Scientifc Reports.
El análisis de ADN antiguo fue
realizado concretamente por la Dra. Marina Silva y el Dr. Gonzalo Oteo-García,
quienes habían estado trabajando en el programa de becas de doctorado de la
Universidad Leverhulme Trust en genómica evolutiva.
ASCENDENCIA BEREBER Y LOCAL
Descubrieron que el “Gigante”
portaba linajes genéticos norteafricanos altamente específicos en sus líneas de
descendencia masculina y femenina (el cromosoma Y y el ADN mitocondrial), el
individuo más antiguo conocido por tener este patrón particular de ascendencia.
Esto sugirió que su ascendencia reciente estaba de hecho entre las poblaciones
bereberes recientemente islamizadas del noroeste de África medieval.
Pero un examen más detallado reveló
una situación más compleja. Las líneas de descendencia masculina y femenina
representan solo una pequeña fracción de nuestra ascendencia general: la del
padre del padre de nuestro padre y la madre de la madre de nuestra madre, etc.
Su ascendencia en todo el genoma
mostró que también portaba una cantidad significativa, probablemente más de la
mitad, de ascendencia española local en sus cromosomas. Además, los análisis de
isótopos estables sugirieron que probablemente creció localmente, lo que
significa que la ascendencia bereber del “Gigante” se debió de hecho a la
migración de una generación anterior. Por lo tanto, pertenecía a una comunidad
establecida que había mezclado a fondo la ascendencia española local y la
ascendencia inmigrante del norte de África.
Lo que fue especialmente
sorprendente, reveló el profesor Martin Richards, director del Centro de
Investigación de Genómica Evolutiva de la Universidad, fue que era muy
diferente a la gente moderna de Valencia, que tiene poco o nada de su herencia
genética bereber.
Esto puede explicarse por la
situación política cambiante tras la reconquista cristiana de España, como
explicó el doctor Oteo-García, que recientemente comenzó a trabajar en la
Universidad de Parma: “El decreto de expulsión de los moriscos de la región de
Valencia, es decir, de los musulmanes que ya se habían convertido por la fuerza
al cristianismo, siguió el reasentamiento de personas de más al norte, que
tenían poca ascendencia norteafricana, lo que transformó la variación genética
en la región “.
El doctor Silva, que ahora trabaja
en el Instituto Francis Crick de Londres, dijo en un comunicado: “El impacto de
este cambio dramático en la población, resultado de una decisión política
brutal hace cientos de años, finalmente se puede presenciar directamente usando
ADN antiguo, como se ve aquí en la ascendencia del ‘Gigante de Segorbe’ y sus
contemporáneos”.
Los
investigadores, que habían estado trabajando en el
programa de becas de doctorado de la Universidad Leverhulme Trust (Gran
Bretaña) en genómica evolutiva, señalan que su linaje mitocondrial materno es de 3.500
años, de una sub-rama que se originó en el norte de África y es común desde la
prehistoria antigua. En la Iberia moderna este linaje ocurre en un 0’3% pero no
aparece en el registro genético hasta los tiempos medievales. Oteo y Silva
señalan que en poblaciones bereberes modernas se encuentra en frecuencias del
15%. “El pico de frecuencia en Iberia está en el suroeste” pero el Gigante de
Segorbe es el primer ejemplo encontrado de dicho linaje en España “lo que
indica que fue introducido por migrantes bereberes, relacionados con él,
durante el periodo islámico”.
Su
linaje paterno es muy común en el Magreb desde la prehistoria. “Hace pico en
los grupos bereberes modernos, con frecuencia del 80%. En Europa, se encuentra
en Iberia y Sicilia (<5%). El linaje fue llevado a Iberia por fenicios o
romanos, pero se introdujo en frecuencias altas durante el periodo islámico”.
Su
genoma nuclear “presenta cuatro componentes genómicos (los europeos modernos
tienen tres), que representan un 30% de ascendencia de cazadores –recolectores
europeos, un 50% de ascendencia neolítica de agricultores del Creciente Fértil,
un 10% de ascendencia indoeuropea del Cáucaso y un 10% de ascendencia
sub-sahariana. Estos componentes genéticos –según los investigadores- son
intermedios entre españoles y los bereberes, y sólo pueden explicarse por la
mezcla de íberos post-romanos con migrantes nativos de África del Norte”.
Como
dato curioso en las conclusiones se destaca que el Gigante de Segorbe creció en
el este de España, lo que indica que no era un migrante. “Además su dieta era
similar a otras poblaciones medievales de la región mediterránea de Valencia.
Sin embargo la dieta de algunos de sus contemporáneos de la necrópolis revela
de manera sorprendente que el pescado era importante en la dieta islámica de
parte de la sociedad en Segorbe, a pesar de la distancia al mar”.
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