Vicente Ferrer: En Viver los daños han sido cuantiosos en la agricultura

Vicente Ferrer con Jesús Molina vicepresidente del grupo EPDA

El sector agrario ha sido el más perjudicado por el incendio que el pasado mes de agosto castigó los municipios de la cabecera del Palancia, por lo que se refiere al término municipal de Viver.

Algunas de las 1.332 has. que han quedado calcinadas por las llamas, representando algo más de una cuarta parte del total de la superficie del término (44’9 km2), contaban con parcelas de olivos y de almendros fundamentalmente que para Viver representan la primera actividad económica de la población.

Así lo manifestaba el concejal Vicente Ferrer que a pesar de la gravedad de lo ocurrido mostraba cierto optimismo: “el futuro lo veo bien si somos capaces de aprovechar este momento para recapacitar qué es lo que ha pasado, cómo ha pasado y darnos cuenta de la importancia que tienen esas personas que viven del campo, como primera o segunda actividad”.

El representante municipal insistió en que esa gente que vive de la agricultura necesita más que nunca ayudas y que por ello reclamó de las autoridades “que tomen nota de esta realidad, que se den un paseo por este pueblo y que se den cuenta de las necesidades de la gente del campo”.

En el aspecto humano Viver se ha distinguido por su capacidad de acogida de evacuados de los lugares del incendio y la decidida actuación de los vecinos presentándose voluntarios, para atender sus necesidades. Un total de 120 personas fueron acogidas en diversas instalaciones municipales y entre ellas personas encamadas, con problemas de movilidad. Cruz Roja y voluntarios de la localidad se ocuparon de preparar las comidas, ropas, camas… en un claro ejemplo de solidaridad.

Ferrer indicó que alguna cosa positiva ha quedado tras el paso de las llamas y lo es en el aspecto patrimonial. Muchos lugares y construcciones, trincheras, bunkers… construidos en 1938 durante la Guerra Civil, pertenecientes a las líneas X,Y,Z para la Defensa de Valencia, que se encontraban cubiertos por matorrales y zarzas, han quedado despejados por el fuego y puede ser el momento de una limpieza para aprovechar su existencia con fines turísticos como ya se está haciendo en otros lugares del término.

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