Imagen de la excavación facilitada por la UJI
El estudio de los restos arqueológicos encontrados en el abrigo de la Font d'Horta, en Vilafranca, ha concluido que se trataría de un asentamiento de una de las últimas poblaciones cazadoras y recolectoras que habitaron en el Mediterráneo ibérico a finales del mesolítico.
El estudio ha sido realizado por el investigador del programa GenT Dídac Román de la Universitat Jaume I de Castelló y la investigadora Inés Domingo de la Universitat de Barcelona, y ambos exponen sus conclusiones en el artículo publicado en el número 73 de la revista Munibe Antropologia-Arkeologia de Aranzadi.
El abrigo de la Font d'Horta es una pequeña cavidad de unos tres metros de longitud por dos de profundidad que se encuentra en el margen derecho del barranco que le da nombre, a más de 1.200 metros sobre el nivel del mar en el término municipal de Vilafranca, que por su situación en un largo acantilado podría formar parte de una cavidad mayor, según fuentes de la UJI.
El yacimiento fue descubierto en 2016 y un año después se realizaron los trabajos de excavación que permitieron recuperar 451 elementos: 437 restos de industria lítica, diez de fauna, tres adornos colgantes y un colorante.
El estudio de los restos recuperados, donde destaca la ausencia de cerámica y la presencia de proyectiles geométricos, hacen pensar a los dos investigadores que el yacimiento pertenece a un grupo humano de finales del mesolítico.
Un dato muy interesante, añade la UJI, es la presencia de una pieza con un retoque en doble bisel, un estilo de fabricación de los proyectiles que suele vincularse a las primeras poblaciones agrícolas y ganaderas.
La presencia de esta pieza "nos hace pensar que este grupo cazador había tenido contacto con los primeros neolíticos que estaban llegando a nuestro territorio", han explicado Román y Domingo.
Dada la presencia del segmento de doble bisel (una pieza que ha sido objeto de una interesante discusión sobre su adscripción cronocultural en los últimos 40 años), el equipo investigador decidió enviar un pequeño fragmento del hueso, probablemente de ciervo, para su datación radiocarbónica y tratar así de conocer la fecha exacta de la ocupación de la cavidad.
La fecha obtenida "pone en evidencia que el mundo del grupo humano que ocupó este yacimiento se encontraba inmerso en un proceso de cambio, ya sea por ser los últimos o por ser los primeros de dos sistemas económicos que en aquellos momentos podrían estar coexistiendo en el este de la península Ibérica".
"El análisis de todos los datos hace que finalmente nos decantamos por la primera opción", comentan Román y Domingo.
Del conjunto faunístico encontrado, diez piezas, solo se han podido identificar dos, una de ciervo y otra de cabra, que son los dos animales más representados en los yacimientos mesolíticos del entorno. Y en cuanto a los elementos de adorno, se han recuperado tres pequeños caracoles marinos perforados, especies típicas de los adornos del mesolítico en el Mediterráneo peninsular y el valle del Ebro.
Este estudio forma parte de los proyectos que este equipo lleva desarrollando en la zona del Maestrat y Els Ports desde hace más de una década y que están permitiendo avanzar en el conocimiento de las últimas sociedades cazadoras y recolectoras, así como en el estudio del arte rupestre levantino.
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