Actos multitudinarios los que vivió ayer Segorbe con
motivo de la Festividad de Ntra. Sra. de la Esperanza, patrona histórica de la
ciudad que remonta su conmemoración a época medieval.
La
presencia de tanto público se tradujo en colas interminables para: recoger el
pin donado por el Ayuntamiento; de vehÃculos para acceder al paraje del monte
de la Esperanza, para beber agua del manantial, para recoger las estampas de la
Virgen con las que obsequia el Sindicato de Riegos, para recoger la ración
correspondiente de la paella gigante…
A
pesar de ello, este 'dÃa de las colas'
discurrió con toda normalidad, favorecido por un tiempo soleado pero con temperaturas
más suaves que en los últimos dÃas.
La
jornada se inició con la ofrenda de flores a la Virgen en la plaza del AlmudÃn
por parte de distintas entidades y asociaciones de la ciudad, además de las
Cortes de Honor con sus reinas Valeria MarÃn y Manuela Guillén, y la
corporación municipal con la alcaldesa Mª Carmen Climent. Continuó la jornada
con la entrega de los pin a las puertas del Ayuntamiento y salida de la romerÃa
entre abundantes caballerÃas con sus jinetes y carros y berlinas.
Ya en la ermita, el obispo Casimiro López Llorente
presidió la EucaristÃa y a su término y tras el canto de los gozos se
repartieron entre los romeros las tÃpicas estampitas con la imagen de la
Esperanza, con el patrocinio del Sindicato de Riegos de Segorbe, principal
promotor de esta fiesta desde muy antiguo.
No faltó la habitual visita al manantial que
suministra de agua potable y de riego las poblaciones de Altura, Navajas y
Segorbe. Entre los visitantes, el prelado se dirigió al manantial de para
bendecir las aguas. Tampoco faltó la paella gigante para todos los que
quisieron.
Para culminar la festividad, la imagen de la patrona
de Segorbe, recorrió en procesión las calles del casco antiguo de la ciudad.
Es este
conjunto de festejos los que sirvieron de base para la declaración de las
fiestas patronales de Segorbe como Fiesta de Interés TurÃstico Nacional. Se
trata de unas fiestas documentadas ya en el siglo XV y que de alguna forma
representan la esencia de las actuales ya que en torno a ellas se desarrollaban
las tradicionales carreras de cintas, y los toros, además de otros actos como
la bendición de las aguas, recuperado recientemente.