Los diáconos frente al preladoLos seminaristas Álvaro González
González, Pablo Durán Granda y José Salas Pérez. fueron ordenados ayer diáconos
de manos del Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López
Llorente en una Solemne Eucaristía que se celebró, en la S.I. Catedral Basílica
de Segorbe.
Con el templo a rebosar de público “La
luz de Cristo brilló en toda la ceremonia y lo hizo, especialmente durante la
homilía del Obispo que puso el énfasis en la Palabra proclamada para poner de
relieve que la ordenación diaconal no es solo el paso previo al sacerdocio,
sino que implica un cambio, en el que los seminaristas, afianzan su sí al
Señor. Un momento que los acerca más aún a amar a Jesucristo y a servir a la
Iglesia en su vocación más profunda”.
La ordenación diaconal implica
ofrendar diferentes elementos simbólicos a Cristo: «el oro de vuestra libertad,
el incienso de vuestra oración fervorosa, la mirra de vuestro afecto más
profundo». Una ofrenda, advirtió el Obispo, «que se hace compromiso de por
vida». En este sentido destacó el compromiso del celibato como un regalo
recibido de Dios, así como la promesa de obediencia a Dios, al Obispo y a sus
sucesores, y la oración diaria, especialmente a través de la Liturgia de las
Horas, supone una herramienta vital.
Triple Diaconía y Servicio:
Los diáconos, dijo D. Casimiro, son
llamados a ejercer una triple diaconía: la de la Palabra, la de la Eucaristía y
la de la caridad hacia los pobres. Puso de relieve el papel fundamental del
diácono como servidor del misterio de la fe y del sacramento del amor. En este
sentido, señaló el servicio a los necesitados y el compromiso con la caridad
como distintivos importantes.
El presbiterio en la ceremonia
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