Imagen de la presentación. / EPDALa Cooperativa de Viver da un paso decisivo en la revitalización de la tradición vitivinícola de la comarca castellonense del Alto Palancia con el lanzamiento de los vinos Ochenta y Siete Cubos Pampolat y Ochenta y Siete Cubos Morenillo. Con una producción limitada de su primera añada de 230 y 332 botellas respectivamente, estos vinos elaborados a partir de uvas autóctonas anteriores a la plaga de la filoxera, que arrasó los viñedos de Viver en 1915, son el fruto de un intenso y delicado trabajo de arqueología vegetal que fusiona historia, innovación y compromiso con el medio rural.
La presentación oficial de este nuevo proyecto enológico de la Cooperativa de Viver se ha celebrado hoy, lunes 14 de abril, en el Restaurante Joaquín Schmidt en Valencia. El evento ha contado con la presencia de David Carot, presidente de la cooperativa; Fernando Marco, director gerente; Paco Ribelles, director del Área Agro, y Cati Corell, directora de Producto y Agroturismo, además de medios y profesionales del sector que han podido catar estos vinos singulares y conocer de primera mano la tradición vitivinícola de Viver y el proceso de recuperación de estas variedades locales.
Un homenaje al legado vitivinícola del Alto Palancia
El nombre “Ochenta y Siete Cubos” rinde homenaje a los 87 cubos lagares de piedra que, desde el siglo XVI, fueron esenciales para la elaboración artesanal del vino en Viver, simbolizando el legado y la identidad de este territorio. Tras cinco años de trabajo en el proyecto de recuperación de estas variedades, la Cooperativa de Viver ha logrado reinstaurar cepas históricas como la Pampolat y la Mondragón, junto con la tradicional Morenillo, elevando la calidad y el carácter de sus vinos.
“Estamos emocionados de presentar los vinos Ochenta y Siete Cubos porque son el reflejo de la riqueza de nuestro patrimonio enológico,” señala Fernando Marco, director gerente de la Cooperativa de Viver. “Estos vinos, elaborados con variedades que parecieron haberse perdido, son el resultado de un esfuerzo colectivo por recuperar y revalorizar nuestra historia vitivinícola. Con este lanzamiento, queremos posicionar a Viver y el Alto Palancia como referentes en el mercado de vinos autóctonos.”
Un proceso de recuperación con base científica y colaboración institucional
La recuperación de las variedades prefiloxéricas Pampolat, Mondragón y Morenillo ha sido posible gracias a la colaboración entre diversas instituciones y expertos en viticultura. Desde el servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat Valenciana, la Cooperativa de Viver pudo conocer que en el Alto Palancia existieron viñas de Pampolat y Mondragón, que ya habían sido documentadas a principios del siglo XX por el agrónomo Nicolás García de los Salmones, pionero en el estudio de las variedades vitícolas españolas, así como la Morenillo, que había conseguido sobrevivir en otros territorios.
El Centro de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV) de la Universidad Politécnica de Valencia analizó genéticamente los ejemplares obtenidos para confirmar que, efectivamente, se trataba de las variedades Pampolat y Mondragón. Asimismo, el Centro de Ampelografía y Viticultura y Banco de Germoplasma de Vid “El Encín” de la Comunidad Autónoma de Madrid realizó un profundo análisis de caracterización de ambas uvas, tras lo cual la Cooperativa de Viver consiguió que se registrasen como uvas de vinificación en el Registro Vitícola de la Comunidad Valenciana.
Una elaboración con enfoque artesanal
Los vinos Ochenta y Siete Cubos se han elaborado utilizando damajuanas de cristal de 50 litros para preservar su pureza y delicadeza, apostando por un enfoque artesanal. Por el momento se han utilizado las variedades Pampolat y Morenillo, a la espera de que Mondragón exprese también todo su potencial enológico. La colaboración de los enólogos Pepe Mendoza y Maloles Blázquez a través de su consultoría Uva Destino ha sido clave en este proceso, aportando su experiencia y conocimiento para lograr vinos de alta calidad que reflejan la autenticidad de estas variedades recuperadas, cultivadas en viñedos situados en suelos calcáreos y de rodeno a altitudes de 450 a 700 metros, donde el microclima favorece el desarrollo de atributos organolépticos únicos.
Ochenta y Siete Cubos Pampolat es un tinto de capa media que despliega en nariz un abanico floral y herbal con notas de jara, tomillo, laurel y garriga, con un fondo férrico que recuerda al rodeno. En boca, su equilibrio y delicadeza lo convierten en un vino etéreo y honesto.
Por su parte, Ochenta y Siete Cubos Morenillo es un tinto de capa media-plus y tonos rubí, un vino de territorio, con un aroma evocador a tierra mojada y roca. En boca se presenta amplio, con taninos finos y un recorrido largo y armonioso.
Estos vinos únicos ponen en valor el paisaje, la historia y el conocimiento agronómico de generaciones de viticultores de Viver y el Alto Palancia y demuestran el compromiso de la Cooperativa de Viver por preservar la cultura vitivinícola y enológica del territorio y promover la riqueza de su patrimonio agrícola más singular.
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