Público en la procesión de antorchas a la CruzSegorbe
ha celebrado este primer fin de semana de octubre como es tradicional, la
popular Romería al Santuario de la Cueva Santa (ubicado en término municipal de
Altura) patrona de la Ciudad, de la diócesis y de los espeleólogos españoles.
Cientos
de personas se sumaron a esta celebración, aunque la salida oficial apenas
contó con medio centenar de seguidores, seguramente debido al fuerte calor, 28º
que registraba la capital del Palancia a las 15:30 h de la tarde y ante la expectativa
de recorrer los 12km que separan la ciudad del santuario.
A
pesar de ello, la concentración en la plaza de la Cueva Santa contó con la
presencia de la alcaldesa de la ciudad, Mª Carmen Climent y componentes de la
corporación, así como las reinas de las fiestas, Valería Marín y Manuela
Guillén, a las que los componentes de la Asociación de Romeros de la Cueva
Santa, organizadora de la romería, impuso los pañuelos con la imagen de la
virgen. También se rezó la Salve Regina bajo la dirección del párroco de Santa
María, José Manuel Beltrán.
Ya
en el santuario y por segundo año consecutivo se prohibió en la procesión hasta
la cruz rezando el Santo Rosario, el uso de las velas habituales en cualquier
manifestación procesional aconsejándose el uso pequeñas luminarias de plástico
con funcionamiento a base de pilas, después de los incendios que ha sufrido la
zona en los últimos años.
El
interior del templo se vio a rebosar de público por la celebración de la Santa
Misa presidida por el obispo de la Diócesis, Casimiró López Llorente.
El
culto a la virgen de la Cueva Santa, extendido por toda la Comunidad
Valenciana, se remonta a principios del siglo XVI. La pequeña imagen de la
virgen, cuya autoría atribuye la tradición a Fray Bonifacio Ferrer (hermano de
San Vicente), fue hallada por un pastor en el interior de la cueva, entonces
aprisco de ganado. En el centro de la cavidad se encuentra la capilla y el
altar de la virgen, cuyas obras comenzaron a realizarse a finales del XVI,
sufriendo modificaciones en diversas épocas. Desde entonces numerosos milagros
y curaciones extraordinarias se atribuyen a esta pequeña imagen que cinco
siglos después sigue siendo objeto de devoción de los segorbinos.
Interior del Santuario durante la misa
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