Un vecino del pueblo castellonense de Bejís observa el paisaje después del incendio forestal de verano de 2022, en una imagen del 20 de agosto. EFE-Biel Aliño-Archivo
La iniciativa "Bejís, del negro al verde", de la cooperativa agrícola de este pueblo del Alto Palancia pretende prevenir el abandono de tierras de olivares afectadas por el incendio de agosto de 2022 que calcinó cerca de 20.000 hectáreas y replantar olivos en las zonas quemadas para mantener el paisaje, fomentar economía local y recuperar terrenos agrícolas.
La Cooperativa Agrícola Nuestra Señora de Loreto, situada en Bejís, fue fundada en 1947 por 42 socios, y se ha dedicado al cultivo del olivo durante estos años hasta llegar a los 170 socios que siguen teniendo voluntad de ser una cooperativa "familiar y emprendedora".
Centrados en la producción de aceite de oliva con la variedad casi en exclusiva de serrana de "gran calidad", el verano pasado los miembros de esta cooperativa se vieron abruptamente afectados por esa "catástrofe" que devoró el entorno natural y agrícola del pueblo.
Por ello, la cooperativa ha puesto su expectativas ahora en un proyecto que pretende financiar a través de la economía participativa o "crowdfounding" y lograr así 15.000 euros que permitan la recuperación de tierras para el cultivo.
Los participantes podrán realizar diferentes aportaciones y obtener "recompensas" en consonancia con lo invertido, como pulseras, camisetas, acuarelas, mochilas o la posibilidad de poner nombre a uno de los olivos replantados.
Algunos de sus objetivos a corto plazo son replantar olivos en las zonas quemadas, reponer las mangueras de riego y las canalizaciones y recuperar los terrenos agrícolas y su actividad "de forma urgente".
El objetivo de la cooperativa es obtener ayuda financiera para la compra de plantas de olivos, el material para el riego y la mano de obra para el arrancado de los árboles quemados, la reparación de las tierras y la replantación.
Desde la cooperativa han explicado que "las actividades del sector primario son una de las herramientas más efectivas a la hora de combatir los incendios, ya que cuidando del territorio los prevenimos".
"No podemos olvidar tampoco todo el esfuerzo que todos los socios de la cooperativa han invertido a lo largo de su vida, por eso no podemos dejarles de lado ahora que lo han perdido todo y tienen que comenzar de cero", han explicado los responsables de esta iniciativa.
Como la media de edad de la población es muy alta, muchos de los campos que hasta entonces estaban cultivados dejarán de estarlo. La cooperativa está intentando llevar a cabo un proyecto de cesión de tierras y recuperación del olivar, para ocuparse del cultivo de campos cuyos propietarios ya no pueden hacerlo.
De este modo "ayudamos a las personas a mantener su legado y poder disponer de nuestro gran AOVE para consumo". Además "evitamos el abandono de tierras en prevención de nuevas catástrofes como la ocurrida, han señalado.
"Si queremos recuperar el olivo autóctono y conseguir un olivar sostenible a largo plazo hay que replantear el escaso cultivo que nos queda y replantar la superficie quemada", insisten, "y este proceso de sustitución se tiene que hacer siguiendo los criterios del cultivo ecológico".
El proyecto de replantación de los olivos se basa en la Iniciativa de Gestión en Común (IGC). Se trata de una herramienta de innovación que agrupa a un conjunto de personas físicas o jurídicas titulares de parcelas que, vinculadas entre sí a través de un contrato de cesión, manifiestan su voluntad de ser consideradas como una unidad a efectos de la puesta en marcha de un plan de gestión en común del olivar que lidera la Cooperativa.
